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Tipos de shampoos.

En la actualidad, y gracias a la economía de mercado, podemos escoger entre distintos tipos de shampoos que contienen todo tipo de aditivos. Muchos de estos aditivos son poco efectivos ya que el cabello no es tejido vivo, pero otros sí lo son al llegar a tener efecto sobre el cuero cabelludo. Ante tal diversidad es recomendable utilizar los formulados con ph5 o ph7, que se acercan a la acidez natural del cuero cabelludo. Aún haciendo esta distinción, nos encontramos todavía ante una buena variedad en los tipos de shampoos, la cual conviene describir.

Shampoos básicos.

Son aquellas formulaciones líquidas que tienen la finalidad principal de eliminar el sebo, los restos de sudor, el polvo, las células muertas y los residuos cosméticos. El uso de estos shampoos debe estar basado en las condiciones individuales de cada consumidor, ya sea que se tenga el cabello saludable, graso, seco o dañado. Generalmente están compuestos por tensoactivos como el lauril sulfato, sustancias anfolíticas, aminóxidos y sarcosinatos de ácidos grasos que se combinan con sustancias alcalinas que actúan estabilizando la espuma, espesando y desengrasando. La concentración de este tipo de compuestos es necesaria ya que son propensos a alterarse por contener agua y otros aditivos de duración breve.

Shampoos anticaspa.

Se estima que el 22% de las mujeres y el 35% de los hombres de la población en México padecen de pitiriasis, es decir, que tienen una producción desmesurada de sebo en el cabello, la que produce la caspa. La caspa termina siendo un problema de la piel del cuero cabelludo, no del cabello ya que se trata de una descamación en proporciones elevadas de la superficie cutánea mediante seborrea o actividad lipolítica. Los shampoos anticaspa pueden intervenir, al menos teóricamente, en eso procesos de formación de la caspa al inhibir la actividad microbiana, al normalizar la secreción de las glándulas sebáceas y al limpiar el cabello graso. Por desgracia, no es posible eliminar la caspa de forma definitiva, pero puede reducirse su producción mediante estos productos.

Shampoos para bebés y niños.

No irritan los ojos y están formulados para limpiar suavemente, ya que durante la niñez producimos muchísimo menos sebo que en otras etapas. Estos shampoos contienen generalmente detergentes del grupo anfotérico y pueden ser también útiles para los adultos con cabello saludable que quieran lavárselo diario.

Shampoos secos.

Se trata de desengrasantes elaborados en polvo que permiten reemplazar al shampoo líquido cuando no se puede utilizar agua en casos como hospitalizaciones o viajes prolongados. Se aplican en el cabello mediante frotación o mediante un spray para luego cepillar cuidadosamente. Los vehículos en polvo son sustancias inorgánicas que se usan como cosméticos y existe el riesgo de que desequen el cuero cabelludo y la fibra capilar si se utilizan con demasiada frecuencia.

Shampoos acondicionadores.

Los productos “dos en uno” pretenden combinar la acción detergente del shampoo y la acción moldeadora del acondicionador. Este doble efecto es realmente cuestionable desde el punto de vista cosmético. Su uso puede ser contraproducente ya que por una parte buscarían eliminar el sebo, que es el acondicionador natural del cabello, y por otra buscarían sustituir el sebo con un acondicionador sintético que bien podría considerarse como limpiador. El utilizarlos para limpiar y acondicionar es cuestionable pero permisible, lo que no se puede permitir ni recomendar es usarlos antes de un tinte o un ondulado permanente, ya que inhiben la captación del color o el rizado.

Shampoos profesionales.

En los salones profesionales, suele haber dos tipos de shampoos: los que se usan antes de cualquier proceso de cortado o peinado y los que se usan antes de algún procedimiento químico como el tinte o la decoloración. Los shampoos profesionales para antes del corte o del peinado no difieren mucho de aquellas variedades descritas como básicas, con la excepción de que son más concentrados y tienen que diluirse antes de usarse. Otra variedad de estos shampoos incluyen aquellos formulados para mantener el color del cabello que se ha decolorado o que se ha teñido. Sólo los cosmetólogos registrados pueden conseguir estos shampoos.

Shampoos para aclarado.

Este tipo de shampoos funcionan o son elaborados de manera muy similar a los básicos. Suelen incorporar elementos naturales como la manzanilla, la camomila o la miel de abeja que tendrían efecto parcial en los folículos. Estos tipos de productos suelen utilizar la palabra “natural” siendo que no lo son tanto; la cantidad de extracto que se adiciona a la fórmula es poca y se disuelve con el enjuague. El aclarar el cabello mediante estas formulaciones implica la apertura de la cutícula capilar, como pasa con todos los shampoos alcalinos, para que los pigmentos salgan. Esta apertura no es dañina en cabellos sanos, pero en cabellos maltratados pueden aumentar la opacidad y la resequedad. La camomila y la miel de abeja liberan pequeñas cantidades de peróxido de hidrogeno (agua oxigenada) cuando entran en contacto con el agua, provocando que el cabello se aclare. Estos productos son mucho más recomendables que usar directamente agua oxigenada en nuestro cabello.

Shampoos para crecimiento de cabello.

Existen productos que incorporan algunos elementos activos como el Minoxidil que son un complemento ideal para los tratamientos en contra de la alopecia. Además de limpiar a profundidad, facilitan la penetración de otros componentes que ayudan a la regeneración del cabello. Si tienes dudas, puedes probar otras opciones, pero al final acabaras por comprobar que de todos los shampoos para crecimiento del cabello, el de Reelance es la mejor opción.

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