Tipos de acondicionadores.

Los acondicionadores surgieron alrededor del año 1900 como complementos para los shampoos que limpiaban a profundidad pero que tendían a dejar el cabello seco u opaco. Lo que de nuevo ofrecían estos productos era sustituir la función del sebo natural en el cabello, volviéndolo más manejable, suave y brillante.

El éxito de estos productos sobrevino gracias a que también podían devolver, aunque de manera superficial, las cualidades de suavidad y brillo a los cabellos maltratados por los distintos procesos químicos o mecánicos. Su función acondicionadora radica principalmente en la disminución del frizz o de la estática en el cabello mediante la unión de la carga positiva, la que ayuda a neutralizar la carga eléctrica. Los acondicionadores también suavizan las alteraciones en la cutícula capilar en más de un 40%, reduciendo la fricción y desenredando el cabello. En cuanto al brillo, se produce principalmente por el alisamiento del tallo capilar, se obtiene el brillo máximo cuando el tallo alisado es de buen diámetro, elíptico y con una médula de buen tamaño. Debido a todas estas ventajas, la cantidad de fabricantes que comenzaron a producir acondicionadores fue incrementándose cada vez más, hasta llegar a nuestros días donde existen más de 1,000 marcas registradas alrededor del mundo.

Acondicionadores instantáneos.

Son el tipo más común en casas y en salones. De constitución líquida, estos acondicionadores reciben la etiqueta de instantáneos porque no requieren mezclarse con otras sustancias antes de su uso. Les caracteriza su corta duración entre después del lavado con shampoo y antes del enjuague. Generalmente contienen agua, agentes activos acondicionadores, lípidos y un concentrado que permita el espesor. ¿Cuáles son esos agentes acondicionadores? Pueden ser detergentes catiónicos (también conocidos como quats, compuestos que quedan cargados positivamente tras la disolución como el cloruro de benzalconio), formadores de películas (polímeros como el luviscol que son absorbidos por el tallo piloso permitiendo que se refleje más la luz y que se mitigue el frizz) o proteínas (proteína animal hidrolizada o proteínas de la seda que penetran en el cabello y se incorporan al mismo sobre todo para la reparación de la orzuela).

Acondicionadores profundos.

A diferencia de los acondicionadores instantáneos, los acondicionadores profundos son cremas que contienen generalmente los mismos agentes, pero más concentrados. Su total disolución en el cabello puede requerir lapsos de hasta 20 minutos o la aplicación de calor con una secadora o con una toalla caliente. El tiempo tan prolongado en su aplicación permite que el producto recubra más el tallo capilar, y el uso del calor permite su expansión para una mejor penetración del acondicionador. Es obvio que estos productos se recomiendan a las personas que tienen el cabello muy seco o muy maltratado y que requieren de una urgente intervención. Hay un tipo de acondicionamiento profundo que suele utilizarse antes de los tintes u ondulados permanentes: los llamados comúnmente “rellenadores”. El propósito de estos es acondicionar una porción del tallo para revertir rápidamente los efectos del desgaste cotidiano, para que el tratamiento que se vaya utilizar pueda ser aplicado de manera más uniforme.

Lociones acondicionadoras.

Las lociones que acondicionan funcionan también complementariamente con un masaje después del secado con toalla y antes del uso del calor para el secado. Usualmente no contienen aceites por lo que no se necesita el enjuague después de su uso. Son una excelente opción para personas que sufren de ptiriaisis (que tienen una producción excesiva de sebo) o que tienen el cabello muy fino.
Geles acondicionadores.

Lo que antes se conocía como engrosador capilar ahora se presenta en forma de gel acondicionador. Hay que especificar que estos productos no aumentan el grosor aumentando la cantidad de folículos en un área sino que aumentan un poco el diámetro de los tallos capilares recubriéndolos con su fórmula que contiene proteínas y líquidos que se aplican por medio de masaje al cuero cabelludo seco antes del peinado para darle brillo y suavidad. Estos geles acondicionadores son más espesos que las lociones y se recomiendan para personas que tienen el cabello seco.

Enjuagues para el cabello.

Este tipo de enjuagues se aplican inmediatamente después del shampoo y se quitan antes del secado. Pueden ser líquidos o en crema y brindan menor acondicionamiento que los otros tipos de acondicionadores. Su constitución es menos densa que el de los acondicionadores comunes pero brindan cierto grado de brillo y manejabilidad. Estos enjuagues eran muy populares antes de que se elaboraran los shampoos con ph equilibrado ya que funcionan bien en personas con cabello graso, pero no se recomiendan para personas con cabello normal o seco.

Tricoterapia y aromaterapia con acondicionadores.

No nos referimos a relajarse tejiendo o haciendo punto de cruz, o al uso de perfumes para peinarnos. En algunos salones de belleza se ofrecen este tipo de tratamientos para combatir la caída del cabello o para reponer el cabello maltratado que involucran un acondicionamiento profundo. En la tricoterapia, antes de utilizar el producto para combatir la caída del cabello, se lava el cabello y se acondiciona para dejarlo apto para la absorción de los activos utilizados, como el Minoxidil por ejemplo. En la aromaterapia se utiliza el acondicionamiento del cabello y del cuero cabelludo como primer paso para devolverlo a su “estado natural”, complementándolo con el uso de aceites y extractos de hierbas. Después se cepilla toda la zona capilar en conjunto con aromas tranquilizantes para estimular la producción equilibrada de sebo y el “crecimiento” del cabello. El valor de este tipo de tratamientos es principalmente cosmético y estético.

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