Pestañas largas.

Cuando hablamos de que una persona es bella, que tiene un rostro bello, solemos hacerlo de acuerdo a un punto de referencia, ya sea un atributo o una parte fisiológica, para comunicar el agrado o el placer que sentimos al contemplar a esa persona. Ya sea que nos refiramos a la mirada o las pestañas, señalamos alguna característica para darle sentido a lo que consideramos bello de alguien. Las pestañas son el punto de referencia por excelencia para señalar la belleza de alguna persona, sobre todo en relación al rostro. Unas pestañas largas y curveadas aseguran la gracia y el encanto de la mirada, con la que se cautiva y se atrapa el interés de las personas.

El movimiento que se agita alrededor de la mira es posible gracias a las pestañas. Cuando decimos que un rostro tiene gracia no queremos decir que es chistoso o que provoca risa, nos referimos más al movimiento sutil y cadencioso que percibimos en él gracias a las pestañas, a las cejas o a la boca cuando sonríe. La gracia implica movimiento, y unas pestañas largas y curveadas aseguran el movimiento sencillo, armonioso y espontaneo de la mirada. Hay que mencionar también que estas tres cualidades están más relacionadas con la naturalidad que con otras cosas; se puede caer en lo grotesco, en lo ridículo, en lo brusco y en lo cursi si se descuidan estas características. Si se utilizan pestañas postizas por ejemplo, con demasiada frecuencia, se corre el riesgo de perder esas características porque se van desprendiendo las pestañas, que luego son difícil recuperar, y se crea una dependencia a lo postizo. Las pestañas postizas son muy buenas para usarse en ocasiones especiales, pero si se utilizan con frecuencia pueden provocar un efecto grotesco y ridículo cuando alguien acostumbrado a observarte con pestañas postizas, te encuentra un día sin ellas. También el utilizar un rizador, o la clásica técnica de la cuchara, para aumentar el volumen y curvear las pestañas es de mucha ayuda, pero como solución inmediata y poco duradera. Se puede perder el encanto cuando un día alguien que te importe te vea sin haberte rizado las pestañas por falta de tiempo.

La gracia y el encanto son categorías estéticas que no apelan al esfuerzo o a la afectación para darse. Son, más bien, símbolos sensibles de la vitalidad inherente a los movimientos y actitudes del cuerpo, se trata de “regalos” de la naturaleza, o si se prefiere atributos libres, que no parecen estar sujetos a las reglas o normas de la cultura de la belleza, que se dan con o sin ellas. Unas pestañas largas le proporcionan a la mirada espontaneidad, sencillez y ausencia de afectación. Una mirada ágil, simple y espontanea no se logra, si no que esta dada. Una se da cuenta que la tiene, y todas la tienen en algún grado, y en base a ello puede potencializarla.

Sin el movimiento que brindan las pestañas, los ojos serían algo insípido y sin chiste. Son las pestañas las que completan la belleza de la mirada, sin ellas no se podría hablar de encanto o de gracia en el rostro. No hay belleza en un rostro sin la gracia que emana de una mirada o de una sonrisa, sin el movimiento ágil y espontaneo de las pestañas que nos salva de la rigidez y lo estático. Unos ojos, por más que tengan un color poco común o por más que sean simétricos, no serán completamente bellos si no cuentan con el movimiento y la agilidad de las pestañas. Se puede encontrar la belleza en algo fijo, en algo que permanece, pero no se compara a la belleza que conjuga el movimiento, que refleja vitalidad. Todas las pestañas reflejan vida e implican movimiento, pero unas pestañas largas y curveadas reflejaran además de ello, gracia y encanto. Ya se mencionó que las pestañas postizas y los rizadores pueden ayudar, y mucho, a nuestra belleza, sobre todo porque ayudan a que la mirada sea provocadora, aguda y penetrante. Pero se explicó también que, como soluciones inmediatas, no ayudan potencializar la gracia y el encanto que se tiene de forma natural. ¿Cómo puedo entonces potencializar esa gracia y ese encanto? Si no fui privilegiada por la naturaleza con unas pestañas largas y curveadas ¿me tengo que conformar con lo que tengo o puedo aumentar el volumen y la cantidad de pestañas sin recurrir a soluciones inmediatas y no duraderas?

Hay una alternativa para hacer crecer las pestañas más largas y recuperar aquellas que perdimos. El potenciador para el crecimiento de pestañas de Reelance. Recordemos que las pestañas no dejan de ser vellos sujetos al ciclo vital anagénico, catagénico y telogénico. En los párpados tenemos alrededor de 200 vellos que podemos ir perdiendo con el paso del tiempo o por el uso excesivo o incorrecto de productos cosméticos. Reelance ha investigado y está desarrollando una fórmula para el crecimiento de las pestañas a base de Bimatoprost. El Bimatoprost es un medicamento de los llamados mediadores celulares (similar a las prostaglandinas), recomendado para combatir la hipotricosis de las pestañas, es decir, la cantidad insuficiente de vellos en los párpados. Su uso tópico permite la aplicación externa y periódica, utilizable siempre después de haber removido el maquillaje, y sus componentes no causan irritación en la zona ocular. Reelance está perfeccionando una fórmula que incluye este compuesto, que ayudará a potencializar el encanto y la gracia de tu mirada y que te dará unas pestañas largas y curveadas sin renunciar a la naturalidad.

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