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Mujeres bellas.

Sabemos que lo bello es, la mayoría de las veces, subjetivo. Lo que hace a las mujeres bellas, o lo que hace que experimentemos admiración, gusto o placer por una mujer varía y es distinto en cada caso; constituye una riqueza inagotable que se inclina más a la vivencia que al establecimiento de reglas o consejos rígidos.

Toda mujer es bella en tanto existe, ya sea que el sentimiento de lo bello provenga de su interior y lo manifieste o lo exprese a través de su persona o inteligencia, o ya sea que su constitución física haga que los demás perciban la armonía, el encanto o la gracia de la forma y el movimiento en ella. Las mujeres bellas lo son en tanto expresan su satisfacción o insatisfacción con su persona, con su cuerpo, con la naturaleza o con la sociedad, en tanto que manifiestan el conocimiento de ellas mismas. No corresponde al espectador o la espectadora, al “conocedor” o a la “conocedora”, al “especializado” o a la “especializada” establecer que es lo bello en una mujer para que la mayoría se ajuste a ese precepto. No se puede ir haciendo teorías de las mujeres bellas como los especialistas hacen teorías sobre lo bello en el arte o sobre la estética en el arte.. Lo que hace bella, lo que hace sentirse bella a una mujer corresponde encontrarlo y establecerlo a cada una, sin querer hacer un paradigma de ello. Se entiende que muchas no tengan tiempo o no tengan deseos de indagar acerca de lo que constituye su belleza particular, que haya actividades o personas, hombres o mujeres, que les impidan hacerlo. Ello ha permitido que las imágenes de modelos se sacralicen, tomen fuerza y poder para establecer tendencias que se asumen prácticas y sencillas de seguir. No es que haya algo de malvado en esto, sólo que las tendencias cambian a tal velocidad y de manera tan inmediata que se complica mucho afirmar tu identidad y encontrar lo que diferencia tu belleza de la belleza “universal”.

En las mujeres se haya conjugado el sentimiento y el intelecto, en las mujeres bellas se puede encontrar no sólo la conjugación, si no también cierta armonización de ambas formas de captación del mundo. Si bien el intelecto se asocia más frecuentemente con la captación de la verdad, y el sentimiento con l la intuición de lo que es bueno, una mujer causa impacto e impresión profunda cuando entiende, refleja y expresa lo que es o puede ser verdadero y bueno para ella. , sin un afán de que las demás la sigan o sin un afán de controlar e imponerse con sus conocimientos. A esto se le conoce como el regreso a lo natural, o resaltar la belleza natural. La naturaleza nos dotó con ciertos atributos que solemos dejar en el olvido.

No se trata tanto de una imitación a la naturaleza, de sentirnos fuera o ajenas a ella, se trata de reconocer el conjunto de atributos con los que nacimos, que hemos desarrollado o no, y que nos hacen distintas del resto. Si bien nos aceptamos como parte de ese todo biológico que llamamos naturaleza, podemos encontrar aquellos atributos que nos hacen únicas (no especiales) y, por consiguiente, distintas de otras personas sin que ello represente un problema o un conflicto social o estético. Podemos hallar lo natural que nos distingue, lo bello (verdadero-bueno) de nuestra naturaleza humana particular sin exageraciones, sin el afán de que todos nos noten o de imitar y desear que al mismo tiempo, todas nos quieran imitar.

La naturalidad se dirige o se percibe en su mayoría en lo simple. Lo verdadero y lo bueno que captamos o intuimos en nuestra persona se manifiesta generalmente de manera sencilla y se va acentuando, a mediano o largo plazo, una vez que lo percibimos. Para acentuarse, y por ende para resaltarse, es necesario que lo sintamos, que lo pensemos como algo bello que forma parte de nuestra identidad. Esto no sólo se puede decir respecto a la personalidad, también sucede a nivel fisiológico. Podemos identificar rasgos físicos distintivos que refuerzan nuestra belleza particular, que nos permiten, otra vez, disociarnos de los parámetros de mujeres bellas que imponen los medios masivos de comunicación. De ellos se puede decir también que resaltan gracias a la sencillez, a la naturalidad. Algo tan simple como un lunar, como la longitud de las pestañas, como la curvatura delas cejas puede resaltar la belleza personal y puede provocar que la gente nos distinga. Los rasgos físicos también se acentúan con el tiempo, resaltando los rasgos simples a mediano y largo plazo. Los rasgos físicos que impresionan de manera inmediata, como unos senos voluptuosos o un trasero amplio, van perdiendo la gracia y el encanto hasta que a mediano o largo plazo, pueden resultar en algo grotesco. Son los rasgos físicos simples los que van tomando relevancia, y los que resaltan, de manera mediata, la belleza natural que habita en todas nosotras.

Reelance entiende esto y ha desarrollado una amplia gama de productos para resaltar la belleza natural de las mujeres. Sus investigaciones y su experiencia en el mercado le ha permitido desarrollar productos únicos y simples, como los atributos que distinguen tu belleza de los parámetros rígidos. Desde tratamientos para el cabello, que restauran y cuidan los folículos, hasta potenciadores para el crecimiento de las cejas y las pestañas. Reelance resalta tu belleza.

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