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Finasterida para el cabello.

La finasterida, o finasteride, tiene una historia muy similar al minoxidil como tratamiento contra la alopecia androgénica. Así como en un inicio el minoxidil se utilizaba como medicamento para tratar la hipertensión, la finasterida se utilizaba para combatir los problemas de próstata (agrandamiento, dificultades o retención de la orina, incontinencia) mediante la regulación de la testosterona en la sangre.

Fue en las últimas décadas del siglo anterior, al determinar que una de las causas de la calvicie es el exceso de producción de la dihidrotestosterona (DHT), que se descubrieron los efectos que la finasterida puede tener para frenar la caída progresiva del cabello en los hombres. Para las mujeres y los niños no es muy recomendable. El principio activo de este medicamento actúa inhibiendo algunas enzimas del metabolismo, como las 5 alfa-reductasas de tipo II o III, involucradas en el proceso de la diferenciación sexual. En los seres humanos, estas enzimas pueden encontrarse en el cuero cabelludo y en la piel de la espalda; en los hombres también se encuentra en la próstata. Al inhibir estas isoenzimas, se disminuye el nivel de dihidrotestosterona en el torrente sanguíneo hasta en un 70% tras un período de seis meses de ingesta diaria. La disminución de DHT no se puede lograr de manera definitiva, se requiere tomar el medicamento de manera continua par mantener los efectos en el cuero cabelludo.

La finasterida para el cabello entra en la clasificación de los inhibidores esteroidales, los cuales se caracterizan por provocar potentes efectos secundarios como la disfunción eréctil y la depresión, además de otros más comunes como el mareo, la somnolencia o las reacciones alérgicas. No se trata de alarmar y sugerir que al tomar este tratamiento debes elegir entre tu vida sexual y una cabellera más sana, se trata más bien de informar acerca de la acción tan fuerte que tiene este medicamento sobre los flujos de testosterona en el organismo. Tan potente es la finasterida que se utiliza en los procesos de cambio de sexo.

Aunque se puede conseguir sin receta médica, es recomendable consultar a un médico, en especial a un dermatólogo, sobre las dosis adecuadas de finasterida para el cabello. Ya mencionamos los efectos secundarios que se pueden presentar si no se toman las dosis adecuadas, las cuales pueden variar según el caso. El ir con un dermatólogo también nos permitirá conocer que otros complementos podemos usar en nuestro tratamiento para prevenir o combatir la alopecia, y que hábitos podrían resultar contraproducentes. Con el seguimiento adecuado por parte del médico, se reducirá mucho la posibilidad de sufrir efectos secundarios.

Al igual que el minoxidil, la finasterida ha comprobado su efectividad no sólo mediante pruebas y estudios científicos, sino también mediante los testimonios y experiencias:

Javier Brambila Martínez tiene una cabellera castaña que hace juego con su barba abundante; pero tiene entradas pronunciadas frontales y un parche de calvicie en la coronilla que se muestran evidentes cuando se quita el sombrero que regularmente usa. Javier nos explica: “Comencé a perder el cabello a los 26 años, poco antes de casarme. En ese tiempo estaba sometido a mucho estrés debido al trabajo y a otras responsabilidades que agravaron el proceso de caída, el cual se fue haciendo cada vez más progresivo”.

A sus 38 años, decidió tratar con la finasterida para frenar el proceso que lo ha despojado de una buen parte de su cabello. Pero no es el primer tratamiento que ha utilizado: “Al comienzo traté con productos naturales y con recetas y consejos de familiares o amigos que decían saber lo que necesitaba -llegué a untarme miel de abeja en el cabello-“. Harto de probar todo tipo de productos y de ver que su cabello seguía cayéndose cada vez más, decidió informarse más sobre el tema de la alopecia, de sus causas y sus efectos: “No sabía mucho sobre el tema, yo sólo quería solucionarlo rápidamente, pero comprendí que para estas cuestiones no hay remedios milagrosos y aprendí más sobre el cabello de lo que quizá nunca quise saber”.

Javier consultó con un dermatólogo después de informarse, le preguntó más sobre el minoxidil y la finasterida, dos tratamientos que le llamaron la atención y que prometían mayor efectividad: “La pérdida de cabello, ahora me doy cuenta, tiene que ver con múltiples factores, tanto del interior de mi organismo como del exterior; y el éxito de un tratamiento varía en relación a la constancia y a los componentes de una fórmula o sustancia. Al final me decidí por la finasterida”. Javier completó un tratamiento por 3 meses primero, para ver como reaccionaba su cuerpo a la sustancia y para observar que tanto funcionaba. Diariamente tomó una dosis de 1 mg, generalmente durante la hora de la comida: “Si experimenté algunos efectos secundarios, sobe todo mareo, pero mí organismo reacciono bien y noté que la cantidad cabellos que caían era ya mucho menor, incluso en la zona de la coronilla hubo ligera repoblación”.

El dermatólogo le explicó a Javier que la finasterida funcionaba más en la zona de la coronilla, que no debía esperar iguales resultados en la parte frontal. Javier siguió el tratamiento, pero comenzó a probar con el minoxidil tópico en las zonas frontales. El resultado ha sido mucho más notable de lo que esperaba, gracias a estos tratamientos, Javier ha recuperado algo del cabello que daba por muerto. Él mismo nos comparte su conclusión: “El minoxidil tiene la ventaja de no requerir receta médica y de no provocar efectos secundarios tan potentes como lo puede hacer la finasterida, pero ambas son opciones comprobadas que pueden resultar de mucho provecho, incluso combinadas, para detener la caída del cabello”.

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