La búsqueda por retardar la vejez ha tomado las dimensiones de una lucha en la que casi todo se permite y pocas cosas funcionan efectivamente. Algunas personas encuentran en las arrugas la manifestación del carácter, de la sabiduría y de la experiencia, pero otras ven en ellas el signo de la decadencia, de la rigidez y de la decrepitud. Para estas últimas hay una enorme variedad de productos o tratamientos que supuestamente son lo mejor para que la piel dilate o prevenga las huellas de la vejez. Muchas de esas opciones proveen más confianza a la persona que los usa, efecto placebo, que una disminución efectiva de las arrugas o de las líneas de expresión. Para formularlos se utilizan componentes hidratantes y antioxidantes hidrolizados como la vitamina A, C y E que afirman combatir el daño de los radicales libres originados por el sol o por las toxinas presentes en el humo del cigarro, tan dañinos para la piel.
Además de estos factores, nuestra dermis pierde la flexibilidad y la capacidad de retención de humedad debido a que el colágeno deja de producirse de manera suficiente por el envejecimiento natural. Hay que recordar que la dermis se compone por un 95% de colágeno y los tejidos conjuntivos que cubren nuestro organismo contienen alrededor de 35% en su conformación, y la mayoría de productos para la piel dejan de lado este factor tan importante. Las cremas y tratamientos faciales funcionan en cierto grado de protección, pero aquellas personas que desean obtener mayores resultados deben tomar en cuenta que el colágeno es de vital importancia para que nuestra piel se mantenga firme y saludable.
El colágeno por lo tanto es la proteína fibrosa más abundante en el cuerpo y sus propiedades son vitales para el funcionamiento del organismo ya que permite la conexión entre los tejidos estructurales óseos y cartilaginosos. Se trata de una red de material extracelular que soporta el peso de los órganos, ayuda a la transmisión de fuerza y la tracción entre los músculos. Además, la protección de las fuerzas externas que nos brinda la dermis se basa en la conformación de las redes de colágeno. De manera específica, el colágeno se forma en los tejidos generalmente de manera paralela, pero en la dermis presenta un entrecruzamiento que permite el aspecto homogeneizado. Durante mucho tiempo se creyó que existía solamente un tipo de fibra de colágeno, pero los estudios especializados han podido identificar por lo menos 25 distintos tipos de moléculas proteicas colágenas relacionadas pero con distintas características genéticas. Los más importantes son:
- El tipo número uno, y el más abundante, está fabricado por fibroplastos presentes sobre todo en los huesos, en la córnea, en algunos órganos y en los tendones. Es codificado por los genes COL1A1 Y COL1A2 y su función principal radica en permitir la elongación y tracción de los músculos.
- El tipo de colágeno dos es el que se encuentra sobre todo en los cartílagos en forma de fibras finas. También se encuentra en el globo ocular y en algunas estructuras de los embriones. Se codifica por el gen COL2A1 y su principal función es brindar resistencia a la presión provocada espaciadamente. Se utiliza para tratar la artritis reumatoide y en las cremas para reducir las arrugas.
- El número tres es un tipo de fibrillas de reticulina (escleroproteína) que se encuentran sobre todo en las articulaciones, en las conexiones nerviosas, en las paredes intestinales y de los vasos sanguíneos. También se forman en el músculo conocido como liso y su función más importante radica en el sostenimiento de órganos expansibles.
- El tipo número cuatro de colágeno es muy frecuente en el bazo y en las estructuras que separan las capas de células en el tejido conjuntivo. Su función más importante radica en facilitar la filtración de algunas sustancias en los capilares sanguíneos.
- Este tipo de fibrillas se encuentra distribuido por todo el organismo, pero especialmente en la membrana basal de la placenta. Tiene participación en el desarrollo de muchas de las diversas fibras colágenas.
Existen por lo menos 20 tipos diferentes más de fibras colágenas. No es necesario explicarlas y mencionarlas todas; ya con las enumeradas podemos hacernos una visión certera de la importancia tan vital que tiene el colágeno para la salud de nuestro organismo y para el aspecto de nuestra piel. No resulta exagerado representarnos nuestro cuerpo como un conjunto de células, conexiones nerviosas, órganos y colágeno.
El colágeno y la piel.
Hay que tomar en cuenta que la producción de colágeno en el organismo decrece con el tiempo, provocando que el aspecto de la piel se vea desvitalizada y arrugada. Y no sólo eso, esta deficiencia también puede provocar osteoartritis y desgaste en las articulaciones por lo que resulta sensato buscar productos que no sólo humecten y protejan, sino que también ayuden a la producción o al restablecimiento de los niveles de colágeno. No es necesario recurrir a estiramientos faciales o al botox para mantener la juventud y el aspecto saludable en nuestro rostro, las cremas a base de colágeno son estimulantes de la belleza y de la salud con un enfoque más natural y no menos efectivo. La clave para retardar la juventud se encuentra más en los componentes que nuestro mismo organismo produce que en las sustancias que le pueden ser ajenas, está más en el colágeno que en el botox.