La eterna juventud es un sueño de la humanidad que data desde la más remota antigüedad, que aún no se consigue en la actualidad y que muy probablemente no se pueda conseguir. Más que lucir como Dorian Gray, en estos tiempos la salud es la principal fuente para la belleza ya sea en la juventud o en la madurez. La búsqueda constante de la salud y la belleza en el curso de todas las épocas, a pesar de los obstáculos de índole moral, religiosa o social, nos han conducido a la cosmetología moderna, la que se basa en el imperativo saludable: el equilibrio. Ha empezado la era de la anti-edad, anticipada quizá en el mundo feliz de Aldous Huxley, en la cual las personas son conscientes, y hasta un poco o un mucho temerosas, de que nada puede detener el curso natural de la evolución y fin de un organismo, ni siquiera la ciencia. Sin embargo es posible retrasar las manifestaciones del envejecimiento que amenazan la piel a causa de las influencias ambientales, de la vida rodeada de estrés y de los hábitos alimenticios poco saludables. Este deseo de retardo a los signos de la vejez tiene su expresión más característica en el aspecto externo de la piel. La belleza es ciertamente un regalo de la naturaleza, pero hay que cuidarla para poder conservarla.
Para cuidar la salud y la belleza de la piel hay que comprender el papel fundamental que juega la dermis (capa intermedia de la piel también conocida como corion) en el sostenimiento de los tejidos conjuntivos y en la nutrición de la epidermis (capa más superficial de la piel). Esta capa está compuesta principalmente por escleroproteínas, colágeno y elastina, que constituyen el tejido de fibras con la cual se envuelve y se sostienen las células y los órganos. El estado de este tejido conjuntivo es uno de los principales indicadores de la edad en las personas por lo que su cuidado es de fundamental importancia para la salud del organismo, que tiene su expresión de belleza en la piel. Sin embargo, al entender la importancia del colágeno y la elastina suele pasarse por alto las sustancias como el ácido hialurónico que permiten la lubricación de las fibras del tejido conjuntivo y la hidratación, retención de humedad, de la piel. El ácido hialuronico es una sustancia con funciones hidrófilas y de imbibición que ayuda a convertir la llamada sustancia fundamental, una masa gelatinosa producto de la secreción de las células del tejido conjuntivo de consistencia variable, en un auténtico depósito de agua. Forma parte entonces de los mucopolisacáridos o glicosaminoglucanos responsables de convertir la sustancia fundamental en un depósito de agua para la hidratación de la epidermis. Los mucopolisacáridos son componentes macromoleculares, especialmente el ácido hialurónico y sus sales, los cuales forman sustancias de alta viscosidad. Sus características hidrófilas, que permiten retener la humedad y los electrolitos en el tejido conjuntivo, se deben a los grupos polares hidroxilo, carboxilo y sulfato que contiene. De ahí la decisiva participación que tiene el ácido hialurónico para retardar el envejecimiento, ya que confiere elasticidad, elongación, flexibilidad y lisura a la dermis, y por consiguiente a la epidermis.
Al paso del tiempo, las fibras pierden elasticidad, por la deficiencia en la producción de elastina, firmeza, por la deficiencia en la producción de colágeno, y humectación, por la deficiencia en la producción de sustancias como el ácido hialurónico, El tejido conjuntivo va perdiendo la capacidad para retener la humedad y la resequedad se comienza a notar cada vez más. Otro problema es el de los hábitos alimenticios poco saludables; el no consumir alimentos que contengan vitamina A o E desfavorece al organismo y a la piel en específico.
Además, los factores ambientales como el sol y la luz pueden acelerar las manifestaciones del envejecimiento. Los daños crónicos producidos por la luz son consecuencia de la dimerización de la dimina y el uracilo en el cordón de ADN en el núcleo celular. Esto conduce al envejecimiento prematuro de la piel y puede tornarse en problemas más graves como el melanoma. De manera similar que con el colágeno, la elastina y el ácido hialurónico, la capacidad de reparación del ácido desoxirribonucleico en las células dañadas por los rayos ultravioleta se va tornando más deficiente con la edad. A partir de los 25 años, se vuelve recomendable ayudar al organismo a cubrir estas deficiencias y proteger la piel de los agentes ambientales agresivos con los productos que se han desarrollado con la cosmética moderna.
Reelance es parte de ese desarrollo de la cosmética con sus productos cada vez más elaborados, obtenidos científicamente, y concebidos para satisfacer las nociones particulares de belleza en los distintos tipos de piel y cabello. Además de sus productos para crecimiento y cuidado del cabello, y tras una minuciosa investigación, desarrollan una crema a base de colágeno y elastina, adicionada con elementos benéficos para la piel como el ácido hialuronico que sirve también como protección para los rayos ultravioleta. Las deficiencias que el organismo presenta para la piel pueden ser cubiertas de manera efectiva con esta crema concebida para el uso diurno. Para la noche se está elaborando un gel para antes de dormir que regenera y restaura la piel. Reelance sabe que la piel de apariencia saludable ocupa un lugar destacado, desde el punto de vista estético, en las relaciones cotidianas, por lo que próximamente tendrá la salud y la belleza para tu piel en un kit de productos anti-edad.