A lo largo de la historia, ha sucedido que se encuentran nuevos descubrimientos en cosas que en un principio no fueron concebidas para ello. Basta con recordar el descubrimiento de América, hecho por Cristobal Colón; el marinero Genovés esperaba encontrar una nueva ruta para llegar a la india, y terminó descubriendo un nuevo continente.
En el apartado de los medicamentos, tenemos el antecedente del minoxidil que un principio era prescrito para paciente que sufrían de tensión arterial. En un principio, la función de este medicamento era la de un antihipertensivo eficaz. Entre los efectos secundarios que tenía estaba el crecimiento de vello en lugares no deseados. Este efecto resultó después como un remedio efectivo para combatir la pérdida de cabello.
Algo similar ha ocurrido con el medicamento tofacitinib, que es utilizado como compuesto para tratar la artritis reumatoide (enfermedad auto inmunitaria que se desconoce su origen, ataca las coyunturas, causando dolor e hinchazón) en adultos que sufren molestias intensas en las articulaciones. Esta enfermedad no tiene una duración igual en los pacientes, puede durar semanas, meses o años, o toda la vida, en muchos casos desaparece sin causar estragos.
Recientemente, han surgido muchos artículos y testimonios de que el citrato de tofacitinib, y también el ruxolitinib, pueden ayudar a las personas que sufren de algún tipo de alopecia, sobre todo de la variación areata. Se usan nombres como el de la Universidad de Yale o el Centro Médico de la Universidad de Columbia, para difundir el supuesto efecto mitigador de la alopecia y regenerador de los folículos pilosos. No se conocen aun exactamente los efectos secundarios que podría tener, o si una vez que vuelve a crecer el cabello se puede dejar de utilizar el producto. El descubrimiento se hizo en Estados Unidos, al tratar a un paciente que sufría de psoriasis y de alopecia areata con citrato de tofacitinib. El sujeto comenzó a presentar mejoría respecto a la psoriasis y a la alopecia, razón por la cual se le comenzó a aplicar el medicamento a mayores dosis; el resultado final fue una repoblación del cabello y del vello en las cejas.
El citrato de tofacitinib es una molécula cuya función preponderante consiste en la inhibición de la quinasa de janus. La quinasa de janus es una enzima que encontramos en la médula ósea, en los ganglios y en las células presentes en sistema circulatorio. La quinasa de janus equilibra y modera la actividad celular, en funciones tales como la mitosis y la supervivencia. Esta inhibición controlaría a los agentes encargados de atacar y destruir a los folículos pilosos, permitiendo la regeneración del pelo.
Cabe mencionar que si se sigue el tratamiento se debe estar monitorizando ya que podría producir disminución en la resistencia celular y podría provocar sangrados más prolongados. Se podría también sufrir de irritación, de dolor de cabeza, de aumento en el colesterol y en el peso, así como sensibilidad cutánea y cardiaca más preponderante. Ninguno de estos efectos ha sido establecido como recurrente, pero eso no es motivo suficiente para dejar de tener cuidado al utilizarlo.
Se han financiado estudios para comprobar la efectividad del citrato de tofacinitib, para el tratamiento de la artritis. En la mayoría de ellos ha habido por lo menos un 30 por ciento de casos que han manifestado mejoría en los síntomas que los aquejaban. Su busca que lo mismo pueda comprobarse con el uso del medicamento para los casos de psoriasis y alopecia areata. Aun no se tienen resultados concluyentes, por lo mismo hay que ser cuidados con la cantidad de medicamento que ingerimos.
Hay que recordar que para la alopecia areata no hay una causa de origen conocida, suele hablarse de factores hereditarios y genéticos, o sufrimientos traumáticos de eventos o rutinas estresantes. Esto complica aún más el comprobar los efectos del medicamento para revertir este tipo de alopecia, ya que si no se conoce el origen de la enfermedad no se podrá conocer con exactitud la forma en que el medicamento suprimiría la enfermedad. Es difícil adoptar la solución de un problema cuando en realidad nunca supimos el origen del mismo.
El caso del ruxilitinib es bastante similar. Este medicamento es usado regularmente para tratar la mielofibrosis (afección de la médula ósea que la sustituye por tejido del llamado cicatricional), y al igual que el tofacinitib busca inhibir la quinasa de janus. Los estudios realizados con el ruxilitinib han arrojado conclusiones análogas, más no definitivas, las mismas proteínas y la misma enzima que impiden que se forme el tejido cicatricional al atacar las células sanguíneas que afectan las zonas, impiden que las células sanguíneas que destruyen y ahogan a los folículos pilosos se equilibren y se regeneren. No todos los sujetos sometidos al tratamiento presentaron crecimiento y renovación en su cabello, pero los que sí presentaron arrojaron evidencias suficientes para no descartar la posibilidad de que el medicamento sea eficaz contra la alopecia areata.
Hay que mencionar también que la alopecia areata es una alopecia no cicatricional poco común. Y es en este tipo particular de calvicie en la que ambos medicamentos, tanto el tofacitinib como el ruxilitinib, tendrían sus efectos beneficiosos. La alopecia más común, que se presenta en más del 80% de los casos, es la alopecia androgénica, en la cual ambos medicamentos no han mostrado alguna reversión o mejoramiento evidente. La enzima que ayuda a renovar los folículos pilosos afectados por la alopecia areta, placas circulares, no tiene el mismo efecto en la calvicie progresiva y seborreica que afecta a la mayoría de los hombres que padecen alopecia.