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Los daños más graves para el cabello.

Existen situaciones en las que nuestro cabello refleja algún desequilibrio en la salud, o en las que presenta daños estéticos que tienen el potencial de ser irreversibles. Ya sea por alguna enfermedad, por el incorrecto y excesivo uso de productos, por cuestiones nerviosas o por la intervención de factores ambientales, nuestro cabello puede llegar a sufrir algún daño, grave o banal, que afecte la vida cotidiana. Se trata más de informar que de alarmar, incluso se trata de dar ciertas recomendaciones con el objeto de ayudar a identificar los problemas leves y graves que pueden presentarse en nuestro cabello, sin afán de ejercer ilegalmente la medicina o algo parecido.

Antes que nada hablemos de algunos daños leves, que bien pueden llamarse problemas estéticos, y de qué podemos hacer al respecto.

Orzuela. La orzuela es una condición que se da sobre todo en las personas que tienen el cabello largo. El tener las puntas abiertas y maltratadas se da por múltiples factores como la exposición prolongada a los rayos ultravioleta, el uso agresivo y prolongado de tintes, el uso excesivo e incorrecto de shampoos, enjuagues y acondicionadores, el uso indiscriminado de secadoras o planchas para el cabello y la falta de cortes o despuntados.

Caspa. La caspa es el efecto visible de la seborrea, de la producción excesiva de sebo en el cuero cabelludo. Son descamaciones que indican actividad intensa de las glándulas sebáceas. El flujo de grasa, que es una cuestión natural que se da en todo cabello humano, puede volverse excesiva y puede provocar problemas más serios como la alopecia, sobre todo en los hombres, ya no sólo la fragilidad de los folículos y la aparición constante de caspa.

La estática o frizz. El frizz es causado por cargas eléctricas en los folículos que se encuentran deshidratados. El cabello se esponja, se ensortija por la falta de humectación, por la acción de agentes ambientales intensos como el frío o por el uso de gorras, sombreros y moños. La estática se presenta más durante las etapas de invierno, ya que el aire seco positiva las cargas en los cabellos, haciendo que se repelan unos a otros.

Resequedad o maltrato por calor. Los daños causados por los rayos ultravioleta o por el uso de secadoras y planchas no tienen efecto inmediato, pero pueden volverse graves gradualmente. La luz y el calor ayudan a que el organismo produzca la vitamina D, vital para que la fase anagénica de los folículos se cumpla. Pero la exposición prolongada al calor puede provocar daños a las estructuras queratínicas del cabello, provocando resequedad y opacidad.

Para este tipo de daños estéticos leves, poco extendidos y fácilmente reconocibles, es indispensable conocer nuestro tipo de cabello y las acciones que perjudican al mismo. En la mayor parte de los casos, el elegir un buen shampoo o acondicionador, y el utilizarlos adecuadamente basta para corregirse. El lavado cuidadoso del cuero cabelludo y de los folículos ayuda mucho, sobre todo para eliminar agentes contaminantes y productos utilizados con anterioridad.

Ya podemos hablar de los daños más graves para el cabello, los que ya presentan o denotan un riesgo para la salud. Este tipo de problemas requieren de mayor información, incluso ameritan la consulta con algún dermatólogo o especialista en la materia.

Alopecias normales. Se trata principalmente de la alopecia androgénica, provocada por una variedad de factores genéticos, mecánicos y hormonales. Son más comunes en el hombre que en la mujer (aunque en los últimos tiempos han aumentado los casos de alopecia femenina tras las depresiones o las menopausias), y afectan primeramente las sienes, extendiéndose después hacia la parte superior del cráneo. La coronilla no se ve tan afectada porque los bulbos pilosos de esa zona en particular no son tan sensibles a la dehidrotestosterona. Este tipo de alopecias presentan por lo general caída progresiva del cabello, seborrea y secreción sudoral excesiva.

Alopecias patólogicas. Se trata principalmente de la alopecia areata. En este tipo de alopecias, el sistema inmunitario ataca y destruye el tejido folicular, provocando la pérdida del cabello total o parcial en forma de parches. El bulbo piloso se mantiene intacto pero las mitosis (división de las células) se detienen como consecuencia de algún impacto emocional fuerte, de una disfunción tiroidea, de algún parto o de algún tratamiento anticanceroso. Las alopecias patólogicas son alopecias cicatricionales, es decir reversibles, en un determinado tiempo se reanudan las mitosis y el cabello vuelve a crecer.

Canas y alteraciones estructurales. Entre las alteraciones que pueden afectar al sistema piloso, sobresalen las cromáticas (canas) y las estructurales. Las estructurales se pueden presentar por causas congénitas y parasitarias caracterizadas por la aparición de nódulos y rupturas a lo largo del tallo, y las canas se presentan de forma adquirida, por el paso del tiempo y la sustitución de cabellos por otros nuevos cada vez más decolorados.

Para tratar este tipo de daños ya más relacionados con la salud resulta primordial reconocer la gravedad de una alopecia o de una alteración por su extensión, su forma, su localización y el tiempo transcurrido desde su aparición; reconocer la posibilidad de infección y tomar en cuenta la probabilidad de alguna hipersensibilidad y de reacciones adversas a los compuestos utilizados para contrarrestarles. Conviene tener nociones sobre el tipo de alopecia o de alteraciones diagnosticadas para poder aplicar adecuadamente los diversos tratamientos evitando los consejos superfluos. Ayuda también mucho aportar psicológicamente, evitando la burla, la carrilla y el desprecio, ya que los tratamientos para tratar los daños más graves para el cabello pueden ser largos y tediosos.

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