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tratamientos tópicos y los tratamientos sistémicos

La alopecia areata es una de las afecciones que pueden sufrir los folículos pilosos. En ella, el sistema inmunitario ataca y destruye el tejido folicular, provocando la pérdida de cabello en formas circulares.

La variación areata de la alopecia involucra la caída progresiva del cabello, en forma de entradas redondas. No se conoce aún la causa exacta que la provoca, pero gracias a diversos estudios, ha sido posible encontrar, para múltiples situaciones, tratamientos y remedios para detenerla o para recuperar la salud del cuero cabelludo.

La palabra alopecia proviene del griego alopekia, o alopex, cuyo significado es “zorro” (El término es en relación a la caída anual del pelaje de este animal), y su tipificación areata nos indica que es no cicatricial, es decir, que es reversible. Los tratamientos que se recomiendan son ante todo experimentales, pues sus efectos se fundamentan en la experiencia adquirida al analizar intencionalmente las causas que la provocan. Al aplicar a la alopecia el método científico experimental, el cual consiste en variar en lo posible las circunstancias en que un fenómeno se reproduce para obtener datos e interpretarlos, se pueden encontrar respuestas concretas y satisfactorias a fin de comprender cada día más su patología y sus variaciones. El estudio de este tipo de enfermedades es importante para toda persona interesado en mantener la salud de su cuerpo, en este caso de su cabello. Cualquier tipo de alopecia, ya sea cicatricial o no cicatricial, tiene su fundamento y explicación en el campo de la salud; por lo tanto, de esta ciencia surge la posibilidad para el ser humano de avanzar hacia un mayor conocimiento de las enfermedades del cabello, y de alcanzar un mejor nivel de vida.

Encontrar la causa única y precisa acerca de qué provoca la alopecia areata no es sencillo, toda vez que abarca el estudio de múltiples testimonios, sin embargo podemos explicarla refiriendo los diversos factores que se han encontrado a través de la experimentación y el estudio. El mecanismo de activación (etiopatogenia) de la alopecia areata comprende principalmente factores genéticos que determinan la pérdida de tallos de cabello. Sin embargo, también se ha comprobado que tiene relación con una respuesta autoinmune celular, es decir, con la destrucción de los tejidos foliculares por parte del sistema inmunológico. Así mismo, puede ser producida por desencadenantes externos traumatizantes, tales como el estrés o la ansiedad.

Los efectos que se producen con el uso de los diversos tratamientos para la alopecia son estudiados por las ciencias de la salud, apoyadas también por ciencias naturales como la física, la química y la biología. Estas ciencias se caracterizan porque estudian los hechos, sus causas y sus efectos.

Por ejemplo, si utilizamos un tratamiento con base de Minoxidil, el aplicarlo y frotarlo en las zonas afectadas nos permite estudiar el efecto que causa en el torrente sanguíneo este compuesto. La física nos explicará el calor producido por este tipo de sustancias. La química nos explicará los fenómenos que participan de los cambios en la constitución de la materia, y en el caso del Minoxidil, nos ayudará a comprender las reacciones químicas que produce, reacciones donde el efecto obtenido es distinto a los reactivos o sustancias iniciales. La biología por su parte, nos ayudará a comprender los factores genéticos y los cambios producidos en el hombre o en la mujer que sufre de alopecia areata.

Los tratamientos para la alopecia han tenido un gran desarrollo gracias al esfuerzo de notables investigadores y científicos, quienes al analizar y perfeccionar instrumentos y productos han logrado que la mujer y el hombre contrarresten este tipo de afecciones. Los tratamientos tópicos para la alopecia areata que se han desarrollado están encaminados al recrecimiento piloso sin interferir en la evolución de la enfermedad, mientras que los sistémicos buscan influir en la evolución de la misma, aunque ninguno ha demostrado ser definitivo. Las aportaciones que han hecho estos tratamientos a la vida de las personas han permitido la mejora del nivel de bienestar, de la salud y de la autoestima. No todos los tratamientos se han comprobado sistemáticamente, pero algunos ofrecen adecuados niveles de evidencia y recomendación para justificar su empleo.

Hay dos grandes tipos pues, los tratamientos tópicos y los tratamientos sistémicos. Entre los tópicos encontramos el Ditranol, la Ciclosporina tópica, los esteroides tópicos, el minoxidil, la inmunoterapia tópica, la fototerapia, el tacrolimus, los rubefacientes tópicos, el ácido gárlico o el valerato de betametasona. En el caso de los tratamientos sistémicos encontramos los esteroides sistémicos, los esteroides intralesionales, la ciclosporina, la fototerapia PUVA, los fármacos biológicos, la dapsona, la sulfasazalina, los inmunosupresores o los inmunomoduladores, y los complejos vitamínicos.

En el caso del minoxidil hay que explicar que prolonga la fase anágena del folículo piloso. Esta fase es crucial para tener un cabello grueso y sano, y tiene una duración aproximada de entre dos y seis años. Durante este tiempo, el metabolismo de la raíz es muy activo y asegura una división rápida de las células capilares: se forma cabello nuevo y se refuerza el ya existente. Es en este período que el cabello se muestra más sensible a afectarse por las razones que explicamos con anterioridad, los factores genéticos, la autoinmunidad o el estrés pueden provocar que la actividad de la raíz del cabello se detenga o se reduzca. El minoxidil entonces es de gran provecho para esta fase, se considera de gran utilidad en el tratamiento de la alopecia areata en placas, empleándose generalmente en concentración de 5% y asociado con un corticoide tópico o antralina, lo cual potencia su acción debido a una mayor absorción.

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